Las nuevas soluciones tecnológicas vienen imponiéndose como un capital productivo que facilita la generación de los bienes o servicios de cada país y que a su vez, potencia la valorización del capital. No en vano, el proceso de modernización se alinea con los cambios políticos, sociales, culturales, entre otros, que determinan la transformación de la estructura de una sociedad.
En lo que respecta a los sectores económicos, hoy en día, la transformación digital y sus implementaciones han significado mejoras en las formas de desempeñar las distintas operaciones que su proceso de negocio requiere, lo que significa varios beneficios en la gestión, como ejemplo el aumento de las ganancias y la reducción de costos operacionales.
Mucho antes que la pandemia, estudios ya afirmaban que la modernización empresarial elevaba la productividad TI, ya que implicaba, por ejemplo, la digitalización de la experiencia de compra del cliente que se traduce en la fidelización de los usuarios finales, pero también el cambio a softwares, hardwares más robustos para minimizar errores dentro del proceso.
Sin embargo, debido a la crisis ocasionada por la emergencia de salud que se vive a nivel mundial, los espacios han sufrido una transformación radical, por lo que la modernización de los lugares de trabajo se convirtió entonces en una parte fundamental del ADN empresarial, relacionada con los procesos y decisiones para operar digitalmente y respaldar las actividades que se abarcan.
Se trata entonces de la necesidad de implementar soluciones digitales para trabajar colaborativamente y desarrollar competencias creativas, de participación y comunicación, incrementar la toma de decisiones y responder, incluso, de forma anticipada; además de eliminar de la cadena los tiempos muertos y acrecentar la productividad toda vez que las modalidades engranan de forma positiva en el proceso de producción.
Los alcances de la innovación y la adopción de las nuevas tecnologías empiezan a ser cada vez más robustas, por ejemplo, la robotización y automatización prometen un desarrollo potencial en casi cualquier sector económico; un claro ejemplo de ello es la implementación en el sector agrícola, en donde la modernización de máquinas convencionales de transporte representan un agregado en el rendimiento, funcionalidad, versatilidad y fiabilidad.
Lo que contribuye la modernización a la productividad es un desarrollo en la cultura de trabajo que de igual manera mejora la experiencia laboral de las personas; se convierten entonces los espacios físicos imprescindibles para poder llevar a cabo los proyectos en tanto que no son una limitante a la hora de facilitar el desempeño de las responsabilidades de los colaboradores, sino que permite un beneficio competitivo en el futuro de las oficinas y modalidades de trabajo.
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