La transición de la presencialidad a la virtualidad ha traído consigo una evolución
en las dinámicas que, como estrategia empresarial, han sido implementadas. Sin
embargo, el cambio de comportamientos, ahora digitales, ha sido tan abrupto
que aún significa un reto para todos los sectores.
Cómo hacer las cosas y aprender a hacerlas en la nueva normalidad es un desafío
al que la sociedad se enfrenta, puesto que la transformación digital, si bien trae
consigo múltiples beneficios en la reducción de costos y optimización en los
procesos de gestión, también pone sobre la mesa la diferenciación de entornos
en la gestión empresarial.
Ante el panorama económico actual resulta, entonces, fundamental que las
empresas detecten los desafíos y las oportunidades con el fin de brindar una
respuesta que garantice la supervivencia, uno que esté sujeto no solo a los
nuevos patrones de consumo sino que se ajuste a la propuesta de valor de la
empresa en la apertura hacia nuevos canales de comercialización online.
En este sentido, la reinvención de los modelos de negocio resulta ser casi
inevitable: la virtualización y digitalización de las marcas; sin embargo, el reto
radica en facilitarle al usuario esa transición de un modelo de negocio antes físico
a uno en el que las relaciones se vuelcan a la presencia multicanal.

En los años 2020 y 2021, se marcó un antes y un después en la implementación de
las nuevas tecnologías que viene acelerando con ahínco la transformación digital,
por lo que digitalizarse ya no es una opción. Se trata de una necesidad que ha
evidenciado también la brecha en las infraestructuras IT de las empresas.
Garantizar una conectividad estable, confiable y segura en un ecosistema digital
en el que conviven usuarios, la inmensidad de la red y la Big Data es entonces un
desafío que impera en esta virtualización y, por lo tanto, en la digitalización de los
espacios; de allí que la automatización y la implementación de la IA se conviertan
en actores clave en la eficiencia de los procesos de gestión.
Por su parte, los nuevos escenarios del mercado laboral han generado retos que
atañen la productividad que se creía como consecuencia del presentismo laboral, pero que ante la contingencia tuvo que ser revaluada y articulada de tal forma
que el trabajo remoto pasó a generar efectividad dados los espacios colaborativos
que propicia.

La comunicación bidireccional y constante fue vista con temor al inicio de la
pandemia, aunque la nueva realidad ha demostrado que el reto está en propiciar
espacios de comunicación en el que la información sea divulgada de tal forma
que fomente la motivación y la transparencia en situaciones de incertidumbre a
las que la sociedad se ha visto expuesta. Y es que la participación activa en el
seguimiento de los procesos de productividad y el bienestar empresarial ha sido
fundamental en el liderazgo eficiente y el desarrollo en los entornos virtuales.
Más allá de volcar toda la operación a la virtualidad y la digitalización de la marca,
se trata de la capacidad de resiliencia para continuar administrando una empresa
con efectividad en tiempos disruptivos, partiendo no solo de la estrategia de valor
de cada organización, sino también identificando escenarios alternos que tengan
como fin mitigar lo efectos de la crisis.

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